martes, 13 de septiembre de 2011

Sergi Puertas / Cuatro Poemas




Sergi Puertas / Cuatro Poemas
Poeta Espanol


Sergi Puertas (Barcelona, 1971)
es autor de las novelas Porque sí (2004),
Subnormal (2005), Mindundi (2005)
y Cómo destruir ángeles (2008),
y de los poemarios Ángeles cansados (1999),
Tira mis sueños a la calle y la lluvia los hará crecer (2000)
y Sigue buscando, hay miles de premios(2005) .



*** 


I
ESCRITOR

Estoy escribiendo.
No, haciendo el amor
en una playa paradisíaca no:
Solamente escribiendo.
Mi mano derecha
no sujeta el volante de un Ferrari
ni mi zurda se apoya sobre un muslo terso.
No, ambas las tengo sobre el teclado:
Ya digo, escribiendo.
Hay quienes dicen que se me da bien.
Tal vez mis dotes para escribir
envidian algunos incluso.
Seguramente son esos mismos
quienes hacen todas las demás cosas.
Mas qué remedio,
no se me dio la oportunidad de elegir.
Yo
sólo
escribo.


II
LA GRAN VENTAJA

La gran ventaja que tenemos
quienes sabemos ver
todos los aspectos de todas las cosas
es que sabemos
que el malo no es peor que el vecino
que el bueno está podrido por dentro
que la novela es mentira
que Disneylandia es un negocio
que Jesús hizo tongo.
No sabemos pues conformarnos con poco
nos partimos con vuestras motivaciones
y cuando se nos pregunta que si A o que si B
respondemos C para joder.
¡A él, un iconoclasta!, chillan en nuestra dirección.
Huimos mostrando el dedo medio.
Tomamos los bares por sorpresa
se nos ve divertidos
si es que todo les da risa, dicen
pero a la que te fijas un poco
te quedas con que nuestras risas chirrían
como motores mal engrasados
y el día nos pesa en la chepa
porque el gran inconveniente que tenemos
quienes sabemos ver
todos los aspectos de todas las cosas
es que sabemos ver
todos los aspectos de todas las cosas.


III
VÍA DE AGUA

Espantado de pronto por la posibilidad
de estar tirando mi vida por la borda
cesé a la bebida y a sus complementos.
Fue visto y no visto:
Como bien pude constatar durante mi sobriedad
nada había allí que corriera peligro de rodar
borda abajo: El bajel estaba vacío.
Fue triste y extraño, mas le supe poner remedio:
Ahora soy un petrolero de vino.
Si naufrago, sonrío.


IV
ASÍ FUNCIONA

Si supieras
lo que pasa por mi cabeza, me amarías.
Si lo dijera, huirías.
Como lo callo, me ignoras.
Pero la vida sigue. Encima.


***


viernes, 4 de marzo de 2011

Fernando Arturo Sandoval Guerrero




Fernando Arturo Sandoval Guerrero
Poeta Contemporaneo
Puebla, México









***


Miradores del canto



Habría que escuchar aquella canción
de teponaztles, huesos y sonajas.

Bailar por un rato,
Dejar a los hijos en huacales y redes
De raíz, algodón y pieles
Para olvidar tiempos pasados.

Abrir el corazón y
Cantar junto a las visnagas,
Tunas y nopales.

Hombre Azteca
que mucho se aflige,
hablando solo,
aburrido con dolor,
sin mujer y con llanto.

Solamente soñando.

Soy Nezahualcoyotl,
y ya no quiero seguir
todos los días,
mirando como los hombres
tocan sus manos y
secan su cara por
el correr de lágrimas de llanto.

Tengo hambre de amor;
por ti.
No puedo dejar un solo momento
encerrados el alma y
el canto.

Volar como la mariposa,
sentir como el colibrí
un instante,
soñando.



***


Lira y Canto de Nezahualcoyotl después de su muerte


Ahora canto siempre,
el tiempo y la edad avanza,
se me brinda,
he sido admitido después de larga espera,
ante los desmesurados intentos; y
las terribles caídas del imperio.
Estoy cantando,
si bien puedo nombrar que es llanto.

Te toca a ti mi buen amigo,
reinicia el gozo por el encanto de las flores.
Cantemos juntos,
destruye tus dolores,
las penas y tristezas,
pues he culminado el inicio de las desfortunas de mi raza.
Tú tocas cantando,
aunque con llanto sigas el ritmo instrumental sonoro.

Yo, sintiendo las nuevas flores disfrutando,
baila ahora danzando.
Jubiloso halaga a Dios que sigue glorioso,
porque la sensible vida tiene ahora herederos,
nuevos hombres.

Vengo de la historia a dejar encargo;
pues tu,
ahora hablas pensamiento y quejo mío.
Te elegí noble caballero moderno y de ropajes simples,
muestra el camino de la fortaleza que heredas.

Húmeda tarde,
pájaros que cantan,
reflejos de sol que soplan vida.
En el noble trono acentúan las perlas,
el oro y el agua,
aumenta el colorido brillo y crecen las tierras.

Oh Miquitzin precavido,
reconocido escribano y peculiar príncipe,
vive del buen hoy que lo tiene todo,
llegará el día que tengas más y compartas lo tuyo,
dará bienestar a muchas vidas.
Haz que no caigan los desamores de ostentosas fortunas,
porque han de quitarles el poder de su mano;
estarán los cielos furiosos,
el aire pesado y sus descendientes desamparados.
Lloraran triste desventura,
de los más fuertes caerán sus flechas.
Los que creen que de cuna nacieron,
sin cabeza quedarán,
completos de pobreza y amargura estarán.
Lleva tu,
ahora memoria,
quien fui y quien soy.
Canto el llanto de la sangre de mi pueblo,
que sigue sufriendo los embates de algunos del imperio.

Muéstrales la guerra que comienza sobre invasores del sur,
gritan con gloria y victoria el triunfo,
pero menos tardarán en reír,
llenarán nuevamente de lagrimas el Valle de Texcoco.

Que tu pluma y mi mano sobre tu hombro,
sean honor y fuerza digna de que eres mi vocero,
recordándoles ejemplo de su olvido de
quienes fueron los creadores de este nuevo imperio.
Yace ahora en cielo gris,
causa de tristezas y angustias.

Ante la muerte no olvido temor de gracia divina,
como tampoco de Acolhuacán y sus gentes.
¡Estoy presente!
Gozoso, pues nací de Matlalcihuatzin,
hija del señor de Tenochtitlán y de Ixtlixóchitl.
Memoria tengo todavía de la muerte de mi padre por los Tecpanecas.
Menester es la espera por cultivadas enseñanzas;
dentro y fuera del Calmecac,
para recobrar el trono
contra las dos caras de la punta de la lanza de Maxtla.

¡Sonriente pequeño Miquitzin!
¡En espera has de estar!
Cansados tus hombros,
pies, corazón y manos.
El tiempo premiara con dones y virtudes.

Mirar al cielo,
porque trabajo hay sin descanso,
pues el mandato es recuperar el reino,
cortando cabezas blancas
con tan filoso don.
Terminar la vida, de penetrante ocaso.

Juntos para progresar el futuro del imperio,
atar los cabos y la sangre de nuestros pueblos.
¡No mirar el canto del enemigo
sobre voces de futuras generaciones!
¡Achtopa!
Luchar como la Triple alianza.

Canto la lira y canto de gusto...

Sigo siendo el mismo,
igual que el recuerdo en elevado canto,
miradme erguido y florido.
Buen momento no olvidado,
menesteres de mi canto,
ecos y voces sobre la huida;
de este Coyote Hambriento en Azcapotzalco.

600 años no en vano pasaron,
arrepentido estoy por blasfemar de mi nacimiento y
del servicio en la tierra.
¡Lo se y sigo con la cabeza inclinada!
¿Cómo no dar gracias a los dioses olvidados y
a la vida por mirar este imperio?
Obligación tengo con hombres, niños y mujeres
para defenderlos del enemigo.
De las manos que se esconden en el miedo de sus gentes.

¡Suenan teponaztles!
¡Gritan los caracoles!
¡Repican los huesos y las sonajas de danzantes,
Caballeros Águila y Tigre!
Mantener el corazón con calma,
para que Dios envíe paciencia por tus actos.

¡Alegra el tiempo,
siembra la tierra, y
educa a tus hijos!
Has que no sufran los ancianos
porque regocijado placer recibirás,
disminuye la amargura,
la avaricia y la codicia de los hombres de poco sentido.
¡Que tus palabras aneguen el ejemplo de la cordialidad,
la sabiduría y el pensamiento de humanidad!

¿Quién te enseña a bailar Miquitzin,
en esta casa donde revoloteaban los plumajes de quetzal?
¡Yo, Yoyontzin junto al águila que grazna y devora a la serpiente sobre el nopal!
¡Aquel que vive en paz,
que vive la vida,
que recoge las flores;
una por una para que no sufran los corazones!

¡Igual que en los tiempos de la Gran Tenochtitlán,
mirando junto a los dioses,
el lago y el imperio.
¡Porque no he muerto, he nacido!

Un coro acompaña:

¡Hoy llueven briznas de sol,
mojan gotas de luz,
retoñan capullos de flor!
Todos cantando,
liras y cantos de nuestro señor.

¡Tenemos herencia del creador de los acueductos
y los diques del gran lago de Texcoco!
¡Ciudad donde el sufrimiento de las manos
y sus cuerpos de hombres y mujeres,
de ancianos y niños,
forjaron lo que hoy es esta tierra, un tesoro!

¡Oh Nezahualcoyotl!
Naces en cada canto que ofreces,
los tiempos no pasan,
porque ¡tú no mueres!

¡Salgan flores hermosas!
¡Hoy es día de los cantos de vida!
en medio del lago,
sigue regando,
mojando la tierra,
regando con cantos.

¡Que todos recuerden!
El valle del Anahuác y
el gran lago matizados,
con cantos de Nezahualcoyotl,
que sigue vivo;
naciendo en todos los nuevos mexicanos.
¡Todos lo saben,
el no ha muerto!
¡Cantemos la lira!
¡Coyote Hambriento!
¡Rey y Poeta!


***


No lo supongo


Yo lo se de cierto,
no lo supongo,
el hombre es un animal político por naturaleza,
lento,
voraz,
torpe,
amargo y sin sentido.

¡Ama el poder!

El poder y el hombre
se unieron en la
primera relación con Dios,
tierra,
agua,
fuego,
aire; y
olvido.

El hombre y el poder siempre se quieren,
se van amando desde que crecen,
despacio y poco a poco.
Algo dentro de sí,
les dice que se amen,
que no se suelten.

Los dos hacen el amor y se penetran
como la hembra y el macho,
se unen el uno al otro,
transformándose en uno solo.
La relación se hace en silencio,
como se fecunda un niño desde la placenta,
adentro.
El poder umbilical los une.

En su alma y en su esencia tienen
los más nobles sentimientos humanos.
Principios morales meticulosamente dictados y
sus normas más complacientes.
¡Es el mejor actor teatral de la vida,
el más villano verdugo de los enemigos y
el más paternal de la familia!
Un don divino.

Fuerte desde el fondo de los pozos de agua,
viento y minerales que trepan como la asfixia
de invasión de las noches y los días.

Como costras nacen en las heridas de la sociedad,
viven,
matan,
mueren.
¡Y más allá!
Siguen naciendo,
generación tras generación.

Son una familia,
indestructibles mientras la razón
de unos cuantos valientes,
decida la vida de los cobardes.

Buscan resucitar uno tras uno,
como un silencio que no se deja ver,
algo que no se deja tocar desde muy adentro,
que no quiere salir.

Ocultan lo que no quieren que veamos
cuando cada uno de nosotros,
lo estamos mirando.

Natural como la vida misma,
arruinado y condenado a existir amargamente.
Como lengua que sale
desde la garganta para decir lo desconocido.

Calla rápidamente y cambia como el camaleón,
tiene derecho a retractarse,
nunca pide disculpas cuando se equivoca,
el cree que no se equivoca nunca.

Lento y suave como el tiempo que busca la arruinada
quietud del tiempo prenatal.
No deja procrear antes de lo que no se es,
anuncio y profecía.

Voraz como la plaga que invade a todos.
Dejando huella en este aire apretado y
contaminado por el mismo,
haciéndonos creer que no sabemos
lo que el cree que sabe.

Son necios e infieles el uno al otro,
no les importa dormir en cualquier lado y
entre brazos ajenos.
Sin sentido y sin ruta.

Creen que lo piensan todo,
mirándose desnudos como si fuera
la primera vez de su fantasía,
su pecado y su vergüenza.

Saben que los dos son uno solo,
el poder de su costilla y
el de la creación.
¡No tienen miedo!

El conquista al poder y los dos son uno solo.

Yo lo se de cierto, no lo supongo.



* Selección de Poemas de Fernando Arturo Sandoval Guerrero de su libro: "Poemas Urbanos de mi Tierra"
Redireccionado de la Sección: Publica tu Obra, de la Universidad Autónoma de México ( http://www.tuobra.unam.mx/mostrarAutor.html?id=154 )

miércoles, 19 de enero de 2011

Marco Antonio Montes de Oca


Marco Antonio
Montes de Oca
1932-2009
Rep. Mexicana



DATOS BIOGRAFICOS:

Marco Antonio Montes de Oca (1932-2009 ). Poeta, narrador y pintor mexicano.
Nació en la Cd. de México, el 3 de agosto, 1932.
Estudió Derecho y Filosofía en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Fue fundador y secretario del Pen Club de México; ha sido presidente de la Asociación de Escritores de México (1976-1978); redactor de la Coordinación de Humanidades, director de la Colección Poemas y Ensayos de la UNAM; y agregado cultural de México en España (1978-1980).

Fue profesor en la Universidad de Essex, Inglaterra.
Asesor de la Coordinación de Humanidades de la UNAM.
Como pintor presentó una exposición en ANDSA.

Colaboró en Revista Mexicana de Literatura, Estaciones, Revista de la Universidad de México, La Palabra y el Hombre, Pájaro Cascabel, Cuadernos del Viento, El Rehilete, La Vida Literaria, Plural, Vuelta, Novedades y El Excélsior.

Fue becario del Centro Mexicano de Escritores, de 1955 a 1956, y de 1960 a 1961; de la Fundación Guggenheim, de 1967 a 1968, y de 1970 a 1971; del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA), de 1989 a 1990; ingresó al Sistema Nacional de Creadores Artísticos, como creador emérito, en 1994.

El Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), a través del Centro Nacional de Información y Promoción de la Literatura, le rindió un homenaje, con su exposición Tierra y Tiempo y un ciclo de conferencias acerca de su obra, en febrero de 1994.


Adjetivo para los Ojos:

El poeta Marco Antonio Montes de Oca, opinó Hugo Gutiérrez Vega, “es una de las voces más caudalosas de la poesía mexicana contemporánea. El aspecto esencial de su poesía es la metáfora, la cual usaba con gran desenvoltura y le venía a la mente de una manera espontánea, lo que daba gran riqueza a sus textos.
“Otro aspecto es que dominaba a la perfección el poema largo, la amplia respiración que tiene el poema largo, lo cual es muy difícil de manejar. Las ruinas de la infame Babilonia es uno de los libros fundamentales de la poesía mexicana contemporánea. Su pérdida la debemos sentir muy profundamente, porque sin duda es una de los principales voces poéticas del siglo pasado y de lo que va de éste.”

El autor de Delante de la luz cantan los pájaros: poesía 1953-2000 (publicado en 2000 por el Fondo de Cultura Económica), como todo poeta destacado, “encontró enemigos que en vez de admirarlo y disfrutar la belleza de sus poemas, se dedicaron a encontrarle defectos: la oscuridad, el exceso de fantasía, sobre todo, no lo consideraron capaz de escribir un poema organizado que no fuese mera acumulación de imagen tras imagen. ¿Por qué no se ha querido juzgar a Montes de Oca dentro de sus intenciones y su capacidad personal? ¿Por qué exigirle lo que no deseó hacer?”, escribió José Emilio Pacheco en su libro Aproximación a la poesía mexicana del siglo XX.
Luego de una larga enfermedad el poeta Marco Antonio Montes de Oca fallece en febrero de 2009. Sus restos fueron cremados en una ceremonia intima y discreta.

*

Obra Publicada:

ANTOLOGÍA:
El surco y la brasa (traducciones), Fondo de Cultura Económica (FCE), Letras Mexicanas, 1974.
Poesía, crimen y prisión, México, Secretaría de Gobernación, 1975.
Pedir el fuego (obras completas 1953-1985), México, Planeta/Joaquín Mortiz, 1986.
El surco y la brasa (en colaboración con Ana Luisa Vega de Montes de Oca), 2a. edición, FCE, 1989.
Pedir el fuego (poesía 1953-1991), México, Joaquín Mortiz/Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA), 1992.

BIOGRAFÍA:
Marco Antonio Montes de Oca (autobiografía), México, Empresas Editoriales, 1967.

CUENTO:
Las fuentes legendarias, México, Joaquín Mortiz, 1966.

POESÍA:
Ruina de la infame Babilonia, Stylo, 1953.
Contrapunto de la fe, México, Los Presentes, 1955.
Pliego de testimonios, Metáfora, 1956.
Delante de la luz cantan los pájaros, México, FCE, Letras Mexicanas, 1959.
Cantos al sol que no se alcanza, México, FCE, 19691.
Fundación del entusiasmo, México, UNAM, Poemas y Ensayos, 1963.
La parcela en el edén, Pájaro Cascabel, 1964.
Vendimia del juglar, México, Joaquín Mortiz, Las Dos Orillas, 1965.
Pedir el fuego, México, Joaquín Mortiz, 1968.
Poesía reunida (1953-1970), México, FCE, Letras Mexicanas, 1971.
Se llama como quieras, México, UNAM, Poemas y Ensayos, 1974.
Lugares donde el espacio cicatriza, México, Joaquín Mortiz, Las Dos Orillas, 1974.
Las constelaciones secretas, México, FCE, 1976.
En honor a las palabras, México, Joaquín Mortiz, 1979.
Comparecencias (poesía 1968-1980), Seix Barral, 1980.
Migraciones y vísperas, México, Oasis, 1983.
Cuenta nueva y otros poemas, México, Martín Casillas, 1983.
Tablero de orientaciones, México, Premià, 1984.
Vaivén, México, Joaquín Mortiz, 1986.
Altanoche, México, Secretaría de Educación Pública (SEP), Lecturas Mexicanas, 1986.



*****

.


1
Cargamento


Camino encorvado por mi carga de fantasmas.
Siento que no haya sangre sino humo en mis entrañas,
Pero cómo pesa, cómo hunde la pisada de cada pie hasta volverla abismo.
Cambio mis fantasmas por una tribu de ranas y zarigüeyas,
Cambio mis fantasmas por un séquito de leones y remolinos;
Los cambio en verdad por un plato de lava caliente.
Se hizo arrojadizo el corazón y yo te lo envío
Antes de que tanto fantasma me vuelva bruma las serviciales médulas.

Que un rayo parta al rayo mismo.
Que la luz de adentro fluya entre mis labios
Como un bosque de miel para ti que no pesas,
Para ti que no eres lastre que inventa jorobas para los recién nacidos.

Vuelve a la carga mi batallón de flores.
En la hostia una pequeña fractura denuncia la sangre divina.
El cielo y la tierra se juntan hasta que sólo los separa
Un álamo que agita su follaje como un pandero.
Ya me vence mi muerte, los fantasmas atan mi cuerpo
En profundos esqueletos de coral.
Doy vueltas a la noria, conozco mi deber de esclavo,
Pero no conozco a mi dueño, ni sé por qué estoy aquí.


*


2
Balance


Maté la nube de mis pensamientos,
cedí terreno
a los pensamientos de la nube.

Predije con Apollinaire las nuevas artes,
advertí en un claro del bosque
otras manchas verdeclaras,
ardientes zonas en que pude establecer
una pausa encastillada,
labios que sonríen
en el espejo de la primavera.

Muchas cosas conspiré
con el domingo echado a msi pies,
con el tiempo sirviéndome de suelo
y el espacio, mi leal pareja,
aferrado a mis hombros para no caer.

Muchas veces mil veces
me hundí en sueños más sueños que los sueños,
al imaginarme cómo la golondrina corta,
con la tijera azul de la cola,
ciertas cosas ciertas:
pinos, sauces, tilos
contemplados al trasluz.

Confesé a medio mundo
que ésta es mi hora y no es mi hora,
que todo depende y no depende,
que mis pies han bailado
desde antes de saber andar.

No pude permanecer
ni seguir adelante
ni volverme atrás:
la sola solución fue despertar.


*


3
Caminar Con Mis Huesos En Los Brazos
....................................................................para Graciela y Agustín


Me incorporo con mis huesos en una cajita
Aparto planetas como piedras en una llanura
Y leo de noche toda otra noche roja como cobre en el recuerdo
De mi raza, apenas entendiendo, bajo mi ceguera, la hondura que deletreo.

No me costará nada asomarme a mi estómago de espejo.
Veré el vacío en un puñado de sueños sin pulir.
Todo como siempre anhelara ser-cara, canto o cruz.
La moneda es el sí y arde fija entre los dedos del tiempo.
¡Vaya salvación de quien se castra para desprenderse de su ego
Y del silencio con más silencio tras la pedrada de un eco!
Esto es lo que repito sobre mis botas llenas de sangre,
Lo que repite el halcón que gusta de semillas robadas a la llama,
Lo que recuerda el corazón que busco entre pilas de lunas,
Lo que me hace caminar con mis huesos en los brazos.

Pronto nacerá la ofrenda de reliquias y de cadenciosas orgías.
Reiré de mi ego hinchado a costa de la mañana en vuelo,
De esa mañana parada en un pie y de ese ojo
Parado en el trono de la certera ola salvaje.
Pronto, muy pronto, apartaré de mí almas esponjadas de verdores súbitos,
señas del crepúsculo en quiebra y de la caña destrozada
y del futuro encendido por los dientes del agua mansa.

Así la víbora fija abandona sus cimientos, la montaña repta
Y la muerte es la muerte sentida, no la muerte de los muertos
Que sólo es reposo invencible, victoria sobre la catedral del sobresalto

Pido lo mismo que un libro con las pastas en su centro,
Pido un caballo con la melena llena de libélulas
Pido la paz que pone la piel del universo en la palma de la mano;
Pido pero el reposo súbito no me oye, pido pero la vida
Parece una túnica sobre un trampolín y no va cerca ni lejos.

No sé cuándo vendrá el banderín de arena que tremola sin desgarrarse,
Aparece el huracán de miel contra la siesta del pino umbroso,
Hay temblor en el agua banderillada por la mirada,
No sé si permanecer de codos en la ventana con la visión en el jardín
No sé si camino por una lágrima que se vuelve cuerda y sonríe,
Mas nada me hace dueño de dos orillas. No sé si lo ignoro,
Sólo conozco la hinchazón, la hinchazón del ego, el amor a mí, la soledad
Compartida con otros llenos de amor a nadie, trasfondo de búfalos
A los que no hay trébol ni trigo que se oponga.

Pese a mí mismo me fascina el cielo que esconde su comida de sombra,
Azul de tanto ser, azul de ser alto, azul de no oír el abaniqueo de las migraciones,
Ajeno siempre al penumbroso ruido intermitente.
Yo sé que mi frente es un panal agujereado de pensamientos.
Ese panal donde escurren lágrimas de ámbar
Y donde yo inflo el escombro emigrante, el follaje de la mímica celeste.
Yo amo la vida porque responde a mis espuelas de estrella.
Corro hacia una felicidad sin biografía,
Hacia un aroma intenso que lucha por ser una flor verdadera.

El mundo es menos mundo desde que pateo la metamorfosis de su sombra.
El mundo pierde gas como un globo con arrugas,
El mundo estaría completo sin tanto habitante descabellado,
Sin ese amor que sólo a ratos une tu cuerpo con el mío,
Sin esa feria en que las focas son lívidas pesas de asteroides,
De pronto inmóviles porque su luz se hace roca.

Yo rezo porque una aguja de oro me desinfle
Y vea mis manos como simples manos, mis poemas
Como trenes de palabras silenciosas al subir y piafantes al bajar,
Sobre lo imposible inventado, lo irreal carcomido, el lago sin su áspera camisa,
La camisa pálida sin sus balazos aves en picada.

Dénme agua que me lave el ser de todo lo que soy,
Limpio de conspiraciones, amoroso de mis llagas,
Encantado de mis cicatrices florecientes,
De mi yo sin yo y de mi nombre que canto al callarme.

Mido ahora la distancia entre la eternidad y la burbuja.
Veo en mi alma la sombra de una campana,
el cabello de un trino, las formas que imagina el sonido
Y que no vemos por nuestra cabeza encapuchada con ego y tierra.

Sé que un cementerio explota bajo la huella de una pisada perdida.
Sé de pies que viven dentro de zapatos de hierro.
Sé de cosas extrañas sobre columpios que giran 360 grados
Y que nunca se apiadan de la inmovilidad ciega y casi aciaga
Y que llevan niños intrépidos sin que lancen al suelo su carga preciosa.

Sé de niños que se abrazan a sí mismos con sus propios brazos,
Sin sentir calor ni frío, sólo tufaradas de rosas, esperando el rezo
O el lanzazo de los ojos de búho o al mar que lame sus pies,
O una tarde que sorbe sombra semejante a una cosecha frugal;
Sé de todo lo que vuelve ser al ser, sé del anillo que se ahoga
Y en el fondo permanece enamorado de su piedra extraviada,
Mientras mis sienes se marcan con el primer alfiler de la tempestad,
con el vaticinio del oro que gotea en la memoria,
Con el descenso reconciliado con la cólera de la partida;
pues al fin nos vamos sin nuestra armadura de vanagloria y hielo.

Sé de la piedad de flores que ya no crecen para abrigar al muro:
Ahí reside lo constituido, lo cierto jamás enmascarado
Abierto de par en par como la sandía bajo el filo de un ala terrible,
Como el remo en un océano de musgo que envuelve a una almendra,
A una roca como fatalidad imaginaria que nos ahoga con manos de verdugo
Entre migraciones surgidas a la vuelta de la esquina,
Entre alcantarillas o celdas seculares o maquetas desveladas
En museos que el infierno levanta e ilumina para siempre.

Mas nada asusta como el ego sangrante de deseos
Con sus mirajes ardientes colgados de frutos de plomo,
frutos despeñados desde el ego imbatible de un despeñadero
Crecido por odio a las estrellas.
Nada me asusta sino la suerte del pobre uncido a carrozas de hueso,
Nada sino este morir de todos ante el bostezo de todo,
Este río de peregrinos que barre y quema las migajas del estornino.

La órbita del ego reúne panales de planetas en su órbita hueca.
El ego apaga el aire, la respiración y el vuelo.
Su vientre es una almohada llena de basura que hierve,
Su estiércol trae pies llenos de agujeros
Entre púas que no tienen reposo ni destino.
El ego provoca la amnesia de los tropeles humeantes.
El ego tapona los pezones de la parturienta y de la novia
embarazada desde antes de nacer: el ego, sus frutos y sus ramas
Reclama universos y terreno para sus huestes que nadie sacia.

Acaso el ego es menos ego en el desierto.
En la ciudad se vuelve espantapájaros blindado
Fantasma con collares de carne y miradas de hilo verde,
Hilo que estrangula todo cuanto mira,
Destruye a su portador y apuñala al vecino
o lo cuelga entre las sábanas hasta que su cuerpo
Adelgaza y flota como una sábana podrida.

El ego es todo. Tiene hambre desde el amanecer hasta el año próximo.
El ego atesora oro y carroña, vende en el mercado
las manos del rey, los brazos del pordiosero
lo mismo que los respiraderos de recuerdos azules y las verdes
[bodegas del vino de la vida.
Yo punzo mi ego hinchado, abato el castillo de mí mismo,
Pero al otro día la danza comienza de nuevo,
Sueño en zancos de diamantes, invento corales fastuosos
donde engordo quinceañeras llenas de hambre.
El porvenir extiende su telaraña de manos cercenadas
Y nadie se pasea por la ruta empedrada
De prójimos sin calor, ni vestimenta, ni sustento,
Pero dotados de un ego que espera
Territorios para la indiferencia, comida fresca,
Prójimo reciente, un pequeño almacén donde guardarlo todo,
Virtudes inventadas sobre todo reconocimiento y pleitesía,
Corderos arrodillados dándole calor durante todo el invierno.
El ego es fuerte, no se calma deja que el mundo sobreviva
porque su hambre
jamás se cansa.


.

sábado, 15 de enero de 2011

ATTILA JÓZSEF


ATTILA JÓZSEF
(1905-1937)
BUDAPEST




ALGUNOS ASPECTOS DE SU VIDA:

Attila József nació el 11 de abril de 1905 en Ferencváros, arrabal de Budapest. Esta sencilla frase está, no obstante, recargada de significación. El poeta pertenece a una generación signada por la guerra y por el ascenso del fascismo, y nació en Budapest en una época en que la ciudad, después de un auge vertiginoso, afirmábase como la capital intelectual del país.

1916 Nacimiento de los primeros poemas conocidos de Attila József. Setiembre: Attila József se inscribe en el curso complementario

1922 Junio: Attila József deja el liceo. Un abogado aficionado a las letras, János Espersit, le da su apoyo. Lee los poemas de Baudelaire y de Walt Whitman. Durante el verano, el poeta es cuidador de un campo de maíz; luego acepta un puesto de preceptor. Navidad: Publicación, en Szeged, gracias al cuidado de un pequeño impresor, del primer poemario de Attiia József, titulado Mendigo de belleza (Szépség koldusa) y prologado por Gyula Juhász.

1923 Verano: Attila József regresa a Budapest.
Diciembre: Aprueba el bachillerato como alumno libre. Se gana la vida correteando libros y, luego, como empleado bancario.

1924 Enero: Attila József es acusado de blasfemo a causa de su poema Cristo sublevado (Lazado Krisztus). Setiembre: Attila József se inscribe en la Facultad de Letras de la Universidad de Szeged para estudiar, especialmente, húngaro, francés y filosofía.

1925 Enero: Aparición en Szeged del conjunto de poemas de Attila József No es que yo grite (Nem én kiáltok). Su profesor de lingüística, Antal Horger, lo aleja solapadamente de la Universidad por culpa del tono demasiado audaz del poema Corazón puro (Tiszta szívvel). El poeta inmortalizará ese hecho en su poema A mi día (Születésnapomra). Parte de Szeged.
Setiembre: Attila József se inscribe en la Universidad de Viena y conoce a numerosos emigrados políticos húngaros que, después de la caída de la República, en 1919, habíanse refugiado en Austria.

1929 Febrero: Aparición, en Budapest, del tercer poemario de Attila József, titulado No tengo padre ni madre (Nincsen apám, se anyám). Marzo: Obtiene un cargo en el Instituto Húngaro de Comercio Exterior.
El poeta adhiere a la Sociedad Miklós Bartha, caracterizada al comienzo por una cierta aspiración a moderadas reformas sociales pero que, bajo los efectos de la crisis, comienza a radicalizarse a partir de 1929. La sociedad preconiza la solución de los problemas más candentes por, en primer lugar, la repartición de las grandes propiedades y la reforma agraria. En cierta medida puede considerarse a la Sociedad Miklós Bartha como precursora del movimiento populista de los años siguientes. Investigar la vida del campesinado húngaro: tal era el objetivo principal de aquel movimiento que no se limitaba, por tanto, a la búsqueda científica ni a la literatura, sino que poseía, además, un carácter netamente político. La revista literaria La Pluma (Toll) abre una polémica a propósito de la obra de Endre Ady, en la que participa también Attila József, quien subraya en su artículo "La visión de Ady" (Az Ady-vizió) el carácter revolucionario de aquella obra.

1930 Mayo 20: En la serie de cuadernos de la Sociedad Miklós Bartha aparece el folleto ¡En las aldeas! (Ki a faluba!) de Attila József.

1931 Attila József sufre su primer tratamiento psico-analítico.
Marzo: Publicación de su poemario Döntsd a tókét, ne siránkozz.
Mayo 8: El gobierno requisa el libro.

1935 Febrero: Attiia József recibe un premio literario de 1.000 pengos. Agosto 11: Gran huelga de los obreros de la construcción. Attila József apoya a los huelguistas.

1936 Febrero: Attila József vuelve a obtener una recompensa literaria de 1.000 pengos.
Publicación de una nueva revista literaria de los escritores de izquierda titulada Argumento (Szép Szó), uno de cuyos fundadores y directores es Attila József.
Publicación de la Antología de poetas checos y eslovacos, con numerosas traducciones de Attila József.

1937 Enero: Attila József conoce a Béla Bartók, con ocasión de una conferencia de este último. Thomas Mann, ya desterrado, visita Hungría.
Enero 13: Conferencia de Thomas Mann en el Teatro Húngaro de Budapest. Attila József tenía la misión, encargada por los organizadores de la conferencia, de recibir al gran escritor alemán, pero la policía prohibió la lectura del poema "Saludo a Thomas Mann" (Thomas Mann üdvozlése). Marzo 15: (aniversario de la revolución húngara de 1848, fiesta nacional) Constitución del Frente de Marzo, movimiento democrático de los sociógra-fos investigadores de la vida rural, de los escritores de izquierda y de otros intelectuales progresistas. Attila József saluda entusiasmado al movimiento en la revista "Argumento".
Attila József conoce a Flora K., especialista en reeducación. A ella le dedica las magníficas poesías amorosas escritas durante los últimos años de su vida. El editor Cserépfalvi prepara una Antología de los Poetas Europeos cuya dirección confía a Attila József, quien tiene la intención de insertar en la obra varias de sus traducciones; éste será su último trabajo.
Noviembre 25: El estado de salud de Attila József empeora rápidamente en los últimos años. Es hospitalizado en diversas ocasiones en casas de salud. Está afectado de una grave depresión nerviosa. Diciembre 3: Attila József se arroja bajo las ruedas de un tren en Balatonszárszó.



.


AL FIN DE CUENTAS

Yo el heno coseché, lavé calderos
y dormí sobre paja podrida.
El juez me condenó y unos idiotas se burlaron.
Mi luz tiene su origen en un sótano.
Yo besé a la muchacha que cantando
horneaba el pan crocante para otro.
Me regalaron ropa y yo regalé libros
al campesino y al trabajador.
Yo quise a una muchacha adinerada:
me la robó su clase.
Comí día por medio solamente
y me volví ulceroso.
Sentí mi estómago inflamado.
También el mundo es un inmenso estómago
pegajoso y eolítico,
y nuestro pensamiento y nuestro amor son ulcerosos.
Y la guerra no es más que un vómito sangriento.
Se llenó nuestra boca de un ácido silencio.
¡Yo le di un puntapié a mi corazón
para que ahí, ahí gritara!
Las canciones a sueldo, portadoras de olvido,
no son dignas de mi conocimiento trabajador.
¡Me quisieron comprar mi lote de venganzas!
El fraile me indicó: ¡Hijo, confiésate al Señor!
Pero aquel que regresa con las manos vacías
yo sabía que lleva un hacha, una azada y unas piedras.
Arde mi corazón: puedo vencer.
Pero debo tener la audacia
de hacer justicia y de tomar partido
en los duros recuerdos míos.
Mas ¿ qué me importan los recuerdos?
Mejor asiento el lápiz miserable
y afilo la guadaña,
pues ya madura en nuestra tierra el tiempo
silencioso, temible.

(1926)



ARRABAL

Vivo en este arrabal.
Aquí, como murciélagos pequeños,
derrúmbame en sigilo los crepúsculos,
y el hollín, entre suaves aleteos,
va como el guano, duramente,
sedimentando espeso.

Así esta época se posa en nuestras almas.
Y como harapos densos
pesadas lluvias lavan
las decaídas chapas de los techos.
La pena en vano borra de nuestros corazones
lo que ya es pétreo.

Pero también la sangre lava. Y así somos.
Un pueblo singular, enjambre nuevo.
Pronunciamos distinto. De otro modo
se adhiere a la cabeza nuestro pelo.
Ni la mente ni Dios:
el carbón, el petróleo y el hierro
son la materia que nos trajo al mundo,
fundidos en las huecas piezas
de esta terrible sociedad,
quemándonos, violenta,
para que protegiésemos la humanidad
sobre la tierra eterna.

Después de curas, de soldados y burgueses,
por fin nos convertimos, para siempre serlo,
en fieles observantes de las leyes.
Por eso burbujea dentro nuestro
el sentido de toda obra humana,
igual que un violoncelo.

Indestructibles
desde que fuera creado el universo,
nunca a tantos habían demolido,
aunque el pasado es tan inmenso:
en nuestras casas, hambre y cólera,
la religión y el arma se abatieron.

Nunca tan humillado
el vencedor seguro fuera
como nos humillasteis
bajo nuestras estrellas.
Pero al volver los ojos
su escondido secreto nos entregó la tierra.

¡La máquina, nuestro animal de suma —,
ved cómo enfureció en la marcha!
¡Como el endeble hielo de los charcos,
aldeas frágiles se aplastan,
cruje la cal de las ciudades
y el cielo truena si echa a andar la máquina!

¿Quién puede detenerla? ¿El oligarca?
¡Gomo la nuestra fue la infancia
del can furioso del pastor! Creció
con nosotros la máquina.
Bestia dócil, nosotros solamente
conocemos su nombre. ¡Vamos, apostrofadla!

Pero bien vemos que no falta mucho
para que todos os arrodilléis ante ella
y le roguéis, diciéndole,
mintiéndole que es vuestra.
Pero tan sólo aquel que con sus manos
la alimentó, tan sólo ése le interesa.

De modo que así estamos, temiendo pero unidos,
nosotros, hijos —¡sí!— de la materia.
¡Los corazones elevad! Los corazones
pertenecen a aquel que los eleva.
Sólo quien fue impregnado de nosotros
posee tanta fuerza.

¡Arriba el corazón! ¡Arriba! ¡Vamos! ¡A las fábricas!
Este hollinoso corazón, tan grande,
fue visto por aquel que advirtió al sol
en su humo asfixiándose
y oyó el ritmo de muchos pozos de la tierra
en las profundidades.

¡Arriba... ! Alrededor del suelo parcelado
solloza, sufre vértigos, se tambalea
la empalizada azul de nuestro aliento,
cual si se desatara la tormenta.
¡Soplemos fuerte: arriba el corazón!
¡Que humee arriba, como tea!

Hasta que se ilumine al fin
nuestra capacidad, el orden hermosísimo,
con que la mente reconoce
el confín infinito:
las fuerzas productoras fuera
y dentro los instintos...

Esta canción resuena ya en el arrabal.
El poeta —el pariente— observa, observa:
cae, cae el hollín, espeso y suave, y aletea,
y como el guano, densa, duramente,
sedimenta.

Es tintineante el verbo en boca del poeta.
pero él, ingeniero de las hechicerías
del mundo ya existente,
ve el porvenir deliberado y edifica,
muy dentro suyo
como afuera vosotros, la armonía.

(1933)



LLANTO TARDÍO

Estoy ardiendo siempre en treinta y seis grados de fiebre
y tú no vienes a curarme, madre mía.
Como una leve, fácil, etérea mujer a quien apenas llaman,
así tú te acostaste con la muerte.
En el paisaje de este suave otoño
quiero recomponerte con el total de tantas mujeres cariñosas,
pero bien sé que no me alcanza el tiempo.
Me abrasa el fuego espeso.

Cuando fui por vez última a Szabadszallas
concluía ya la guerra,
y en el desordenado Budapest
el almacén estaba sin un pan, vacío.
Yo viajaba en el techo del vagón, atravesado, boca abajo,
llevando algunas papas; en mi bolso también viajaba el mijo.
Testarudo, además había conseguido, para ti, una gallina.
Pero tú ya no estabas en ninguna parte.
Tú fuiste quien me arrebató, para darlo a los gusanos,
el pezón dulce; luego, toda tú te diste.
Consolando a tu hijo, quizá lo reprendiste,
pero era fraudulenta y mentirosa tu voz suave querida.
Eras tú quien soplaba para enfriar mi sopa
mientras decías: "¡Gome: quiero verte hecho un
hombre, ángel mío!"
Tu boca, ya vacía, gusta ahora la humedad pegajosa.
¡No me dijiste la verdad!

¡Mas hubiese valido que comieras tú!
¿Acaso traje yo la cena? ¡Fuiste tú quien la pidió!
¿Por qué curvaste tu columna en el lavado
y te extiendes ahora sobre el fondo de un cajón?
¡Qué dicha si por una vez, siquiera, volvieras a pegarme
Yo mismo me pondría alegre y te contestaría:
"¡Eres inútil, infructuosa, vana! ¡Te desvives por no vivir
y deterioras toda tu sombra!"

Como buena mujer, eres una impostora:
finges, engañas y haces abrigar esperanzas.
Furtivamente diste el fruto de tu viviente fe
y nacido de tus amores: me pariste entre ayes.
¡Eres una gitana que adulando me lo brindaste todo
y en la última hora todo me lo robaste!
¡El niño tiene ganas de decir malas palabras!
¿No lo oyes, mamá? ¡Regáñame!

Poco a poco amanece en mi cabeza.
La leyenda se fue.
Pendiente del cariño de su madre,
al fin descubre el niño el tonto que es.
Quien fue parido de mujer al fin se desengaña,
o así, o porque también él quiere engañar.
Si lucha, muere de la lucha; y si se reconcilia,
entonces muere de la reconciliación.

(1936)



EN VANO EL POETA AULLA

El ratón ancestral del pensamiento
no pensado devora nuestro pan,
derrama entre nosotros sus bacilos
y va de un hombre a otro, sin cesar.
Todavía es su culpa que el borracho,
si es que ahoga el deseo en el champán,
ignore que en verdad bebe la sopa
del pobre horrorizado en su orfandad.

Y porque el numen ya de las naciones
no retuerce los húmedos derechos,
la ignominia del hombre contra el hombre
a las razas incita entre lamentos.
La opresión grazna en grupos; va volando,
como a una carroña, a nuestro pecho,
y como la saliva del idiota
la miseria en el globo va cayendo.

Como el chacal, que hacia los astros gira
para lanzar sus voces, el poeta
en vano aulla a nuestro cielo en donde
solamente titilan nuestras penas.

Alrededor, como herrumbradas, grandes
dagas de acero, ¡oh estrellas, mis estrellas!,
cuántas veces me heristeis hasta el alma:
acá, sólo el morir, triunfante, llega.

Pero, aunque llore, yo, confiado, digo:
¡hermoso porvenir, no serás yermo...!
¡Confiando estoy! Ahora ya no empalan
y antaño sí: lo saben mis abuelos.
Vendrá la calma de la libertad
y se suavizará nuestro tormento.
Y en silenciosas sombras de glorietas
vendrá el olvido sobre nuestro tiempo.

(1937)


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viernes, 3 de diciembre de 2010

Vicente Aleixandre, Cuatro Poemas


VICENTE ALEIXANDRE
1898-1984
ESPAÑA


Poeta español, nacido en Sevilla el 26 de abril de 1898 y fallecido en Madrid el 14 de diciembre de 1984, considerado uno de los grandes poetas españoles del siglo XX. Perteneciente a la Generación del 27, fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1977.
Hijo de un ingeniero de ferrocarril, Vicente Aleixandre pertenecía a la burguesía media acomodada. Cuando tenía dos años de edad, su familia se trasladó a Málaga, ciudad a la que el poeta llama en su obra "el Paraíso", pues en ella transcurrió toda su infancia.


La poesía de Vicente Aleixandre:


Vicente Aleixandre fue un poeta total, entregado de lleno al cultivo de la poesía. No escribió obras en otros géneros. Sus escasos textos en prosa (en los que describe a otros poetas y escritores que conoció) son tan poéticos como sus versos; y sus ensayos literarios son, en su mayoría, escritos de encargo.
Sus primeras obras presentan las mismas huellas que casi todos sus compañeros de generación: el pasado reciente (Bécquer y Darío), los grandes maestros vivos que les sirven como guías (Juan Ramón Jiménez y Antonio Machado) y la poderosa atracción de la Vanguardia (y, en particular, del Surrealismo). En concreto, su primer libro, Ámbito (1928), tiene clara influencia de Juan Ramón Jiménez y se abre hacia la contemplación desde el interior.
En obras posteriores como Espadas como labios (1932) y Pasión de la tierra (1928-29), se separó de la llamada poesía pura y adoptó la experiencia renovadora del surrealismo, con una visión panteísta de la naturaleza y un erotismo romántico. Aleixandre asimiló tan bien las técnicas y el estilo propios del surrealismo que, según muchos críticos, fue el principal poeta surrealista español. Esta misma línea sigue La destrucción o el amor (1935), que mereció el Premio Nacional de Literatura.
La cosmovisión de Aleixandre (que ha sido estudiada magistralmente por el poeta y crítico Carlos Bousoño) cuaja de modo definitivo en Sombra del paraíso (1944), obra que une sus dos épocas de creación. Otras obras son Mundo a solas (1950), que incluye poesías de 1934 y 1935, y Nacimiento último (1953), con textos de 1927 hasta 1952.
Hacia 1954, inicia una nueva época con obras como En un vasto dominio (1962), Presencias (1965) o Retratos con nombre (1965). En ellas, su poesía se vuelve más sencilla y directa, menos cargada de complicaciones surrealistas. La mirada del poeta es ahora más humana, se acerca mucho más a las cosas cotidianas, al mundo que le rodea. Para el poeta, el hombre es un ser que sufre, pero que sabe sobrellevar este sufrimiento con dignidad y valentía.
En la tercera y última etapa de su poesía, Vicente Aleixandre se presenta como un hombre maduro que asume la vejez y acepta, con elegancia, la proximidad inevitable de la muerte. Los libros más destacados de este período de ecos metafísicos son: Poemas de la consumación (1968) y Diálogos del conocimiento (1974). Ya póstuma aparece En gran noche (1991), donde se recogen muchas composiciones inéditas.
En prosa, es autor de Los encuentros (1958 y 1985), donde rescata a escritores de varias épocas, y de una colección de cartas y artículos titulada Prosas recobradas (1987).


***


Vicente Aleixandre
Del Poemario:
La Destrucción o El Amor

1935


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1
VEN SIEMPRE, VEN


No te acerques. Tu frente, tu ardiente frente, tu encendida frente,
las huellas de unos besos,
ese resplandor que aún de día se siente si te acercas,
ese resplandor contagioso que me queda en las manos,
ese río luminoso en que hundo mis brazos,
en el que casi no me atrevo a beber, por temor después a ya una dura vida de lucero.

No quiero que vivas en mí como vive la luz,
con ese ya aislamiento de estrella que se une con su luz,
a quien el amor se niega a través del espacio
duro y azul que separa y no une,
donde cada lucero inaccesible
es una soledad que, gemebunda, envía su tristeza.

La soledad destella en el mundo sin amor.
La vida es una vívida corteza,
una rugosa piel inmóvil
donde el hombre no puede encontrar su descanso,
por más que aplique su sueño contra un astro apagado.

Pero tú no te acerques. Tu frente destellante, carbón encendido que me arrebata a
la propia conciencia,
duelo fulgúreo en que de pronto siento la tentación de morir,
de quemarme los labios con tu roce indeleble,
de sentir mi carne deshacerse contra tu diamante abrasador.

No te acerques, porque tu beso se prolonga como el choque imposible de las estrellas,
como el espacio que súbitamente se incendia,
éter propagador donde la destrucción de los mundos es un único corazón que
totalmente se abrasa.
Ven, ven, ven como el carbón extinto oscuro que encierra una muerte;
ven como la noche ciega que me acerca su rostro;
ven como los dos labios marcados por el rojo,
por esa línea larga que funde los metales.

Ven, ven, amor mío; ven, hermética frente, redondez casi rodante
que luces como una órbita que va a morir en mis brazos;
ven como dos ojos o dos profundas soledades,
dos imperiosas llamadas de una hondura que no conozco.

¡Ven, ven muerte, amor; ven pronto, te destruyo;
ven, que quiero matar o amar o morir o darte todo;
ven, que ruedas como liviana piedra,
confundida como una luna que me pide mis rayos!


***


2
HUMANA VOZ

Duele la cicatriz de la luz,
duele en el suelo la misma sombra de los dientes,
duele todo,
hasta el zapato triste que se lo llevó el río.

Duelen las plumas del gallo,
de tantos colores
que la frente no sabe qué postura tomar
ante el rojo cruel del poniente.

Duele el alma amarilla o una avellana lenta,
la que rodó mejilla abajo cuando estábamos dentro del agua
y las lágrimas no se sentían más que al tacto.

Duele la avispa fraudulenta
que a veces bajo la tetilla izquierda
imita un corazón o un latido,
amarilla como el azufre no tocado
o las manos del muerto a quien queríamos.

Duele la habitación como la caja del pecho,
donde las palomas blancas como sangre
pasan bajo la piel sin pararse en los labios
a hundirse en las entrañas con sus alas cerradas.

Duele el día, la noche,
duele el viento gemido,
duele la ira o espada seca,
aquello que se besa cuando es de noche.

Tristeza. Duele el candor, la ciencia,
el hierro, la cintura,
los límites y esos brazos abiertos, horizonte
como corona contra las sienes.

Duele el dolor. Te amo.
Duele, duele. Te amo.
Duele la tierra o uña,
espejo en que estas letras se reflejan.


***


3
CADA COSA, CADA COSA

Hoy estoy más contento
porque monto un caballo de veras,
porque los estribos hechos de hierro
aprietan un vientre desnudado.

La dureza del mundo no existe, ni las canciones se osifican.
Las serpientes consiguen ser serpientes y las cintas son cintas.
No es fácil confundir un ojo y una estrella.
A nadie se le ocurriría apellidar a la Luna Señora.

Un bello guante de mimbre,
suave malgré tout
encuentra su empleo precisamente en este día.
Y una cabeza de cartón descolgada
se lamenta de no ser más que eso: elegancia.

Porque todo quiere ser más.
Yo tengo un primo hermano,
un abrazo extremoso,
un reloj hecho de primavera,
una carita de enana que guardo como recuerdo de una excursión al África ecuatorial,
cuatro vasos hechos de telas de araña recogidas de
labios mudos por tres meses.

Tengo muchas cosas.
Pero todas quieren ser más.
Mi prima Rosalía
la linda doncellita que en su niñez fue un cerdito o crujido,
mi enamorada Rosa que se callaba siempre ante el siseo de otras aguas,
más pequeñita que nunca,
se empeñaba siempre en enseñarme cómo deben ser los muslos por los labios.

Recuerdo que un barco,
un pincel,
un saludo por la calle,
una rana cariñosa o sencillamente el bostezo,
todo junto aspiraba también a la política,
a explicarse finalmente por qué las cocinas econó¬micas renunciaron para siempre al
amor.

Cada cosa debe estar en su sitio.
A mí me gusta dormir sobre un dado.
Una mano, la izquierda, acostumbrada a tomar el mundo para que descanse,
no se acostumbra como yo quiero a ser sólo lo que es: indiferencia.

Por dondequiera ve cabezas,
o planchas calientes,
e inicia saludos y pretende tener una ronca voz y hasta una forma respetable,
y deponer sus quejas ante lirios o canapés o luces que no interrumpan.

Si yo acaricio un escarabajo,
si me rebajo para decir ternezas al águila caudal,
si sello mis labios y me hago impenetrable a las preguntas de los peces fríos,
el Sol se detiene, se alarga, se convierte en escala,
desciende y se entretiene en establecer tiendas de aparatos eléctricos.

¡Oh no! ¡la falsedad no!
Todo de verdad.
No importa que mi reloj de carne se calle siempre
y mienta un lejano pitido dos calles más arriba cuando yo estoy aquí hablando con
vosotros.
Tampoco importa que un dulce zapato de cristal,
besado por la Cenicienta, sirva diariamente para acarrear cadáveres de sombra o
ternura.

Todo está bien. Pero está mejor ser de verdad,
ser de verdad lo que es -lo que es sólo.
Por ejemplo, «esperanza».
Por ejemplo, «cuadrado».
Por ejemplo, «estepario».
Todo lo que realmente tiene un sentido.

Buenas noches.
Con este abrigo hecho de pelasan o de ternura o pelagra
-aunque no sé bien lo que es esta palabra-,
me voy a recorrer ahora las diferentes formaciones,
a ver si todo está en orden;
porque me han dicho que falta algún extremo:
ignoro si el que limita al norte con las mesas de billar
o el que al sur linda con las bandas de música.


***


4
SE QUERÍAN

Se querían.
Sufrían por la luz, labios azules en la madrugada,
labios saliendo de la noche dura,
labios partidos, sangre, ¿sangre dónde?
Se querían en un lecho navío, mitad noche, mitad luz.

Se querían como las flores a las espinas hondas,
a esa amorosa gema del amarillo nuevo,
cuando los rostros giran melancólicamente,
giralunas que brillan recibiendo aquel beso.

Se querían de noche, cuando los perros hondos
laten bajo la tierra y los valles se estiran
como lomos arcaicos que se sienten repasados:
caricia, seda, mano, luna que llega y toca.

Se querían de amor entre la madrugada,
entre las duras piedras cerradas de la noche,
duras como los cuerpos helados por las horas,
duras como los besos de diente a diente sólo.

Se querían de día, playa que va creciendo,
ondas que por los pies acarician los muslos,
cuerpos que se levantan de la tierra y flotando...
Se querían de día, sobre el mar, bajo el cielo.

Mediodía perfecto, se querían tan íntimos,
mar altísimo y joven, intimidad extensa,
soledad de lo vivo, horizontes remotos
ligados como cuerpos en soledad cantando.

Amando. Se querían como la luna lúcida,
como ese mar redondo que se aplica a ese rostro,
dulce eclipse de agua, mejilla oscurecida,
donde los peces rojos van y vienen sin música.

Día, noche, ponientes, madrugadas, espacios,
ondas nuevas, antiguas, fugitivas, perpetuas,
mar o tierra, navío, lecho, pluma, cristal,
metal, música, labio, silencio, vegetal,
mundo, quietud, su forma. Se querían, sabedlo.



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martes, 30 de noviembre de 2010

JUAN MANZ ALANIZ (Varios)


JUAN MANZ ALANIZ
1945 - Presente
MEXICO

Juan Manz Alaníz (Ciudad Obregón, Sonora, Mexico), 1945.
Fundador de APALBA, tallerista. Antólogo. Poemarios publicados: "Oro verde" (1982), "Con un rumor de canción" (plaq. 1984), "Para repasar el círculo" (1986), "Balada de tierra adentro" (plaq. 1995), "Tres veces espejos" (1996), "Padre viejo" (2000), "Sonata de tierra adentro" (2002), "Panal de luces" (2003), "Agua reparada" (2005).



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Poemas del Libro: A Ras del Limbo


AGUA REPARADA
LA OSCURA REPUTACIÓN DE LAS IDEAS

Se puede descifrar un acertijo
embonar rompecabezas
inducir el teorema
verdecer la imagen darle forma

Se puede jugar con la oscura
reputación de las ideas
con la doble persona de si mismo
el otroél que nunca duerme

Pero no se pueden criptografiar poemas,
porque nadie que se reespectre
está dispuesto a desentrañar visiones.

Porque el ojo propio, de tan fijo,
es videncia sin enturbios; lo asumo:
porque sale de su órbita enderezar entuertos.



***


PARA VENIR A HORA


Volcado sobre ti,
volcado sobre tu imagen derramada
bajo los altos álamos inocentes,
tu desnudez se ofrece como un río escapando,
espuma dulce de tu cuerpo crujiente,
frío y fuego de amor que en mis brazos salpica.

Vicente Aleixandre


I

Llueve
y el aire tiene aroma
el río lengua la tierra oído

Llueves
y mis manos
son dos ojos
que te incendian



II

Llegas poema
vena irrefrenable
golpeteo en las palabras

labio arriba

fundas con tu sangre
mi gregario ritmo

labio abajo

flujo a contra forma
lanza su herejía
emerge de su fondo

reflujo intermitente
verbal marea
me exprime el aire



III

Muerdes el anzuelo
de cabeza erguida

ojo rosado
cobra hipnotizante

tiras por el piso
los últimos hilos
que te cubren

marioneta de sal

ancla tu boca

me leva inverso



IV

Tiendes ramada
tu misión de tienda

tienda montaña
su velamen rosa

roce hondonada
en el árbol remo

reme agua terca
su ansiedad de mar



V

Rueda
que piedra ruedas
verde
pendiente iris
rojo
sitio de bosque
oído en claro

arco que flecha arqueas



VI

Vuelta
te vas de vuelta

apanterada
a trinche ida

entre mis manos

Rosa
vienes de blanco

llegas certera
restallas doble
entre mis piernas

Vuelta
te vas devuelta…



VII

Escalera
espiral
humedad que baja

Torre
trepidante grupas
mi tensión de sismo

grupas cordillera
fuego en la cañada
cima a ras de tierra



VIII

Tu vientre
calipoema

furtivo grama

en él me cripto
con él grafeo...

para que odie su imagen
de ya no verse

para que la fraseé

y en mí se calque
con su manía



IX

V pequeña
estática
extendida clavadista
a lo largo de tus alas:

UV piernolabial
alfilerada por el rayo
que ahora te distiende
y estremece

V pequeña
salta con este rayo mortal
que copado ya se piensa magma
oscuridad ardiendo



X

Desnudo
tu cuerpo péndulo
ahorcajado
cierra el compáz
aprieta el trazo
calca mi espera
al final del giro
que ondea y turba

Último apunte
para orbitar el tiempo
para venir a hora.

***


NUEVE MESES


Me has dolido últimamente
encogido con mi canto

Acortado en tu nombre
caigo en cántaro vacío

Ahuecado surtidor
has visto mis ojos
que no encuentran asiento


Has visto mi voz
desandando por su tacto
con ese agosto en la boca:

treinta años
de entonces sin oírte

nueve meses de siempre
que te llevo

y esa -t- que tú me llevas
desde padre



.

viernes, 19 de noviembre de 2010

Omar Khayyam - Rubayyat (+10)


OMAR KAYYAM
1040-1124
Poeta Persa


Omar Khayyam nació en Nishapur, alrededor del año 1040 DC, donde también murió, probablemente en el 1124 DC. Allí y en la ciudad de Balj, recibió una sólida educación en los temas de las ciencias y filosofía. En el 1070, se trasladó a Samarcanda, donde el patrocinio del jurista Abú Taher le permitió completar su “Tesis sobre Demostraciones de Álgebra y Comparación”. Con ella logró gran reconocimiento y prestigio, hasta el punto de ser llamado por el Sultán Malek Shah, que le encargó la construcción de un observatorio astronómico situado en Marv, (actualmente Mary, en Turkmenistán) según consigna Nezam-el-Molk, en su libro “Siasat Namé”, en colaboración con otros siete astrónomos y matemáticos, entre ellos: Abdolrahman Jazení y Meimún-ebne Nayib Vasetí.

Omar Khayyam realizó relevantes investigaciones en astronomía, principalmente la corrección del antiguo calendario Zaratustrano. Desde entonces se adoptó una nueva era, conocida como jalaliana o el Seliuk. En 1092 realizó su peregrinación a La Meca, según la costumbre musulmana y a su regreso a Nishapur trabajó como historiador y maestro en matemáticas, astronomía, medicina y filosofía entre otras disciplinas.
En 1094 después de la muerte de su padre, escribió un trabajo literario en su lengua materna, el persa (lengua hablada en Irán, Tayikistán, Afganistán, Georgia, parte de la India y parte de Pakistán, también conocida como dari o tayico). En sus poesías se destacan la delicadeza y sutileza en su lenguaje. Como filósofo, Omar Khayyam fue materialista, pesimista y escéptico.

Las obras más destacadas de Omar Khayyam son el Rubayyat, que posee 1000 estrofas epigramáticas de cuatro versos que hablan de la naturaleza y el ser humano.
La lectura del Rubayyat significa un acercamiento a la literatura oriental. Contiene un profundo sentido humano que canta los deleites del amor y los goces de la vida que con las transposiciones de amargura y optimismo, conforman el carácter del individuo acentuado en su realidad. La vida exige al hombre duros sacrificios porque es esclavo de sus propios prejuicios. Entre tantos absurdos no disfruta de su efímera existencia. Khayyam quiere convencer al hombre de que está equivocado y lo invita a que se desnude de dogmas y doctrinas para que aproveche de los valores tangibles de la naturaleza.


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Rubayyat

(Estrofas Extraídas)



1
Puesto que ignoras lo que te reserva el mañana,
procura ser feliz hoy. Coge un ánfora de vino,
siéntate a la luz de la luna y bebe, mientras te dices

que quizás mañana te busque, en vano, el astro de la noche.

II
¡Cuán débil es el hombre! ¡Qué ineluctable el destino!
Faltamos a nuestros juramentos, y la deshonra nos es indiferente.
Yo mismo, a menudo, obro como un insensato;
mas tengo la disculpa de estar enamorado.

III
La verdad y el error, la certeza y la duda,
no son sino palabras huecas como pompas de jabón.
Irisadas o grises, esas burbujas
son la imagen fiel de nuestra vida.

IV
El vasto mundo: un grano de polvo en el espacio.
La vana ciencia de los hombres: palabras.
Los pueblos, las bestias y las flores de los siete climas: sombras.
El fruto de tu continua meditación: la nada.

V
En la vida son felices, únicamente, los que se creen sabios
o quienes no se preocupan por la sabiduría.
He sondeado todos los enigmas del universo, y torno a mis soledades
envidiando a los ciegos que encuentro en el camino.

VI
¡Todos los reinos de la tierra por un vaso de vino!
¡Toda la ciencia de los hombres por la suave fragancia del mosto fermentado!
¡Todas las canciones de amor por el grato murmullo del vino
que llena nuestras copas!

VII
¿Nuestro tesoro? El vino. ¿Nuestro palacio? La taberna. ¿Nuestros
fieles amigos? La sed y la embriaguez. Ignoramos la inquietud
porque sabemos que nuestras almas, lo mismo que nuestras copas y
trajes mancillados, no tienen que temer ni el polvo ni el agua ni el fuego.

VIII
¡Qué mezquino el corazón que no sabe amar!
Si no estás enamorado
¿cómo puedes gozar con la deslumbrante luz del sol
o la suave claridad de la luna?

IX
¿Qué es preferible: sentarse en una taberna, y hacer después un
examen de conciencia, o prosternarse en una mezquita, con el alma
seca? No me interesa saber si existe un Todopoderoso o no, ni lo que
pueda hacer conmigo, llegado el caso.

X
¿Qué haré hoy? ¿Iré a la taberna o a sentarme en algún jardín,
bajo la sombra de un árbol? ¿Me inclinaré sobre un viejo libro?
Un pájaro cruza el espacio, ¿a dónde irá? Ya lo he perdido de vista.
Embriaguez de un pájaro en el azul tórrido! ¡Melancolía de un
hombre en la fresca sombra de una mezquita!



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